Casi la mitad del trabajo existente hoy, en cuatro años, será realizado por máquinas
Uno de los principales retos a los que se enfrenta la economía es la automatización de la producción. Tal y como apunta el informe ‘Flexibility at Work, Abrazando el cambio’, de Randstad, uno de cada siete trabajadores, que vendría a ser el 14% de los empleados, perderá su trabajo actual en los próximos 10 años.
En el caso de España, este estudio apunta que el 52% de los puestos de trabajo actuales corre el riesgo de automatizarse, parcial o totalmente, en la próxima década. Una cifra que, según los expertos, no tendría que conllevar un aumento del desempleo. Sustituir el trabajo por el uso de máquinas para aumentar la productividad y ser más eficientes puede suponer ciertos efectos negativos de manera inmediata, pero hay que tener en cuenta otros factores.
Hay sectores cuyas actividades son responsables de la innovación y en los que se crea trabajo. Y hay otros que están estrictamente relacionados con estos y en los que también hay trabajo”
“Alguien ha diseñado la tecnología y alguien la tiene que utilizar. Cuando hablamos de inteligencia artificial (IA) o de robótica, alguien ha de crear el software”, explica Josep Lladós, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y miembro del Col·legi d’Economistes de Catalunya (CEC). “Hay sectores cuyas actividades son responsables de la innovación y en los que se crea trabajo. Y hay otros que están estrictamente relacionados con estos y en los que también hay trabajo”, añade.
La tecnología también conlleva efectos indirectos, como la complementariedad, unidos con la generación de empleo. “Para utilizar la tecnología se debe adquirir conocimientos y, una vez se han aprendido, se buscan nuevas maneras de usarlos. Esto hace que se creen nuevas ocupaciones, empleos que antes no existían, porque se dan nuevos usos de esta tecnología. Dos ejemplos claros son el móvil y los desarrolladores de aplicaciones”, explica Lladós.
En 2025, la automatización creará 97 millones de nuevos empleos relacionados sobre todo con la IA y el big data; y destruirá 85 millones en otros ámbitos, según las predicciones del Foro Económico Mundial en ‘The Future of Jobs Report 2020’. Casi la mitad del trabajo existente dentro de cuatro años será para las máquinas, un 47%. “Con los cambios tecnológicos siempre se ha creado más empleo del que se ha destruido”, añade Lladós.
Los nuevos puestos que surjan se adaptarán mejor a la nueva división del trabajo entre personas, máquinas y algoritmos. Los empleos de nueva creación serán totalmente distintos o serán trabajos transformados que requerirán nuevas habilidades. Para los expertos, estas nuevas tecnologías no deben sustituir puestos de trabajo, sino labores que se hacían hasta el momento. “Si se adquiere este conocimiento, que supone un esfuerzo de aprendizaje importante, no se perderá el trabajo. Este es el reto”, remarca el docente de la UOC.
Las habilidades más demandadas en los futuros trabajadores
En su mayoría, los nuevos trabajos estarán relacionados con el big data, el cloud computing, el comercio electrónico, la IA, el desarrollo y el manejo de robots y los algoritmos. Así, se requerirán especialistas en Internet de las Cosas (IoT), analistas de datos, desarrolladores de software, ingenieros en fintech o especialistas en transformación digital, entre otros. De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que el 65% de los niños que hoy asiste a la escuela infantil terminará realizando un trabajo que aún no existe.
Sin embargo, más allá de las habilidades tecnológicas, se estima que algunas de las competencias más demandadas sean las soft skills (en castellano, competencias blandas), como la creatividad y la inteligencia emocional, destacan desde Randstad. El Foro Económico Mundial menciona tres aptitudes imprescindibles para los futuros trabajadores: el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y de resolución de problemas.
Evitar las desigualdades entre empleados
Las empresas y los empleados deben prepararse para un cambio laboral. Las personas que han visto sus trabajos mermados por la crisis de la Covid-19 suelen contar con menos cualificación. Para los expertos se debe apoyar la readaptación y la mejora de las competencias de los trabajadores. “La economía ganará, pero no todo el mundo. El cambio digital tiene sesgos. La gente con más formación normalmente tiene más facilidad para aprender nuevos conocimientos y adaptarse a los cambios”, explica el profesor de la UOC.
Para evitar desigualdades, “es muy importante hacer políticas activas que refuercen las posibilidades de algunas personas a la hora de encontrar empleo, la formación a lo largo de la vida y que permitan el reciclaje a los empleados”, señala. Al igual que ha demostrado la Covid-19, no todas las organizaciones ni los empleados están preparados para adoptar la digitalización en todos sus procesos. Frente a cualquier cambio, hay uno imprescindible: “Para que den rendimiento, las nuevas tecnologías deben ir acompañadas de cambios organizativos en las empresas”, concluye Lladós.