Casas por 1€ en un pueblo siciliano amenazado por la despoblación
Por un euro puedes comprar un litro de leche o cuatro manzanas o dos barras de pan sin semillas ni espeltas o medio capuccinno o una casa. Y no hay ni trampa ni cartón.
¿Cómo le suena poder adquirir una casa por un euro en Salemi, un encantador pueblo siciliano del s.VIII a.C.? Pues tiene 100 oportunidades para conseguirlo, tantas como casas se subastarán con ese precio de salida. ¿Y la trampa? No hay, pero, eso sí, quienes deseen vivir en una de estas casas, construidas en su mayoría en el siglo XVII y en pleno casco histórico, adquieren el compromiso de reformarlas. Las viviendas, con una superficie mínima de 85 m2, suelen tener dos plantas y muchas incorporan balcones con vistas. Están construidas con piedra arenisca sólida de color rosa amarillento, extraída de cuevas de la zona, y tienen unos muros gruesos.
Con este «caramelo» inmobiliario, a menos de una hora de las playas de Marsala, se pretende atraer a familias que reactiven la economía local o a jóvenes emprendedores y amantes de la naturaleza. Al fin y al cabo vivir en uno de los pueblos más antiguos y auténticos de Sicilia, ubicado en lo alto de una montaña, a 422 metros de altura con vistas a un valle repleto de viñedos, olivares, almendros y campos de trigo y rodeado de antiguas murallas tiene un encanto que bien vale la inversión de un euro. Salemi significa «lugar seguro y saludable». Y los italianos, igual que el resto del mundo, lo que más demandamos ahora son lugares rodeados de naturaleza en los que sentirse seguros.
Para facilitar la compra, hablando de estos tiempos en los que los desplazamientos son difíciles, los interesados podrán pujar en persona o virtualmente. El quid pro quo es que los compradores se comprometan a restaurar las casas antiguas y así revitalizar la ciudad. Y para controlar que se cumple, se exige un depósito de 3.000 euros en concepto de garantía y que será reintegrado si la restauración se completa en los siguientes 3 años. La aprobación de venta depende también del plan de remodelación que presenten los aspirantes, ya que se quiere preservar la identidad del patrimonio arquitectónico.
Quienes decidan convertir esas casas en casas rurales, hoteles con encanto, restaurantes u otro tipo de comercios, se les dará acceso a créditos fiscales. El alcalde de la ciudad, Domenico Venuti, aseguró a CNN Travel que: «Antes de lanzar el plan, tuvimos que recuperar las partes antiguas de Salemi donde están ubicadas las casas, mejorando las infraestructuras y los servicios desde las carreteras hasta las redes eléctricas y las tuberías de alcantarillado. Ahora la ciudad está lista para el siguiente paso y todos los edificios pertenecen al ayuntamiento para reducir la burocracia y acelerar la venta».
Dicen que la idea original de la llamada «eurocasa» fue de Oliviero Toscani, el famoso fotógrafo italiano y creador de las provocativas campañas publicitarias de Benetton. Al parecer, Toscani, transmitió su idea en 2008 a Vittorio Sgarbi, entonces alcalde precisamente de Salemi que veía como tras el terremoto de 1968, muchas propiedades de la ciudad quedaron en ruinas y gran parte de la población se había marchado. Otros, como el pueblo también siciliano de Sambuca, se adelantaron con la misma idea en 2019 y con gran éxito y repercusión internacional. El efecto llamada funcionó y el modelo de negocio se está replicando en otras ciudades italianas como en Mussomeli, al sur de Sicilia; Montieri, en la provincia de Grosseto; en Fabbriche di Vergemoli, en la parte alta de la Toscana; o el municipio de Patricia cerca de Roma. También se ha seguido el ejemplo, fuera de las fronteras italianas, en algunas zonas de Francia, Gran Bretaña e incluso en la isla del Pacífico Pitcairn, donde regalan parcelas.
De momento, nosotros podemos apuntarnos a la oferta de nuestros vecinos (información en el teléfono 0924991222) o incluso esperar a que en nuestra España vaciada, con más de 3.000 pueblos desiertos, nos sumemos a la «moda» de las «eurocasas».