Quieren subir el salario mínimo a pesar del impacto negativo que tendrá en la creación de empleo
El Ministerio de Trabajo insiste: subir el salario mínimo interprofesional (SMI) tiene más beneficios que inconvenientes. Y lo hace después de que el Banco de España haya lanzado un informe en el que alerta, con cifras en la mano, de que elevar el SMI reduce la generación de empleo en nuestro país.
Sin embargo, desde el departamento aseguran que el perjuicio es «mínimo» en comparación con el empleo de «mejor calidad» y mayores rentas que se va a generar.
En este sentido, el informe del Banco de España resalta que en 2019 la subida del SMI -histórica, del 22%- provocó que se generaran hasta 184.000 puestos de trabajo menos durante dicho año.
De hecho, según indica el propio análisis y apuntan fuentes especializadas en el manejo de datos económicos, las subidas del salario mínimo siempre tienen un efecto retractor en la generación de empleo. Se trata de un fenómeno que ya se dio en 2017, la última subida que aprobó Mariano Rajoy, y que también se ha experimentado en el caso del mercado laboral estadounidense.
Con todo, fuentes del departamento que dirige la vicepresidenta Yolanda Díaz insisten en que los beneficios de subir el SMI siguen siendo superiores a sus perjuicios. Es decir, que el balance beneficio-riesgo, como sucede con las vacunas de Covid, es positivo.
«El impacto negativo es mínimo y hay un millón y medio de personas que se beneficia de la subida», indican. «El propio SMI incide en las rentas y en generar empleo de mejor calidad».
De hecho, ahondan en que la mejoría del SMI tendría efectos globales en la economía, tales como un incremento del consumo de los hogares, que será una de las claves de la recuperación económica tras la pandemia.
Es más, ven «muy positivo» que, en su informe, el Banco de España admita el impacto en el nivel de vida de los hogares que puede tener subir el SMI.
En Trabajo se refieren, concretamente, a que el órgano regulador admite que «la evaluación del impacto del SMI no se puede ceñir únicamente a la evolución del empleo de la población afectada. En particular, pueden existir argumentos de equidad y mejora en el nivel de vida de algunos trabajadores, que son relevantes a la hora de determinar el nivel del SMI y que no son objeto de análisis de este trabajo».
«Es evidente que las decisiones de subida del SMI deben reposar en un estudio
detallado de muchas otras consideraciones, algunas de ellas complementarias al objeto de este artículo», añaden los analistas de órganos que gobierna Pablo Hernández de Cos.
Masa salarial
En este sentido, Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras, ha defendido en su perfil de Twitter las citadas ‘otras consideraciones’. El líder sindical recordó que la subida del SMI (que subió a 900 euros) afectó directamente a 1,6 millones de trabajadores y que, a pesar de ello, «se crearon 400.000 puestos de trabajo» y se introdujeron «2.000 millones de masa salarial que generan actividad y empleo».
Por ello, Trabajo insiste en elevar el SMI. Eso sí, la subida nunca será tan elevada como la de 2019. De hecho, la cifra se quedará muy lejos del 22% de entonces. Cabe recordar que en diciembre, cuando se debatió esta cuestión, las cifras que se barajaban estaban entre el 0,8% y ligeramente por encima del 1%.
En el Ministerio prefieren no dar una valoración al respecto. Esta cuestión se abordará con los agentes sociales cuando se trate la eventual subida del SMI. Esto ocurrirá una vez que la comisión de expertos (en la que no hay representantes de la patronal) dé a conocer su análisis al respecto, algo que ocurrirá antes de que acabe junio.
Por lo pronto, poco han cambiado las posturas en el Diálogo Social al respecto. Los sindicatos insisten en que se suba el SMI. Sin embargo, la CEOE está en la postura totalmente contraria. Se opone radicalmente a una subida que, bajo su punto de vista, tendrá un impacto negativo sobre los costes laborales de unas empresas muy afectadas por la crisis económica.