La escuela en casa, una tendencia al alza
Cada vez más familias, se suman a la educación en casa. Algunas descubrieron el placer de enseñar durante el confinamiento y decidieron continuar.
Es el caso de Mialy Clark, una madre que vive con sus tres hijos en Bruselas. Considera que es una manera perfecta para estar cerca de sus hijos y de la naturaleza. «Nos ha permitido pasar más tiempo juntos como familia y tener una vida más relajada», explica. «Según un podcast que he estado escuchando de la escuela de Harvard, las sociedades de cazadores y recolectores solían trabajar entre 15 y 17 horas a la semana. Ahora trabajamos 40, 50, 60 horas a la semana. Asi que no podemos pasar mucho tiempo con nuestros hijos y con nuestras familias».
Según un estudio de la Unesco, la educación en casa puede ser difícil, sobre todo si la familia carece de ordenador o si los niños tienen necesidades especiales. Pero en Bélgica muchos padres están dando el paso. El ministerio flamenco de Educación ha observado un aumento del 33% a lo largo del último año. Aunque desde la institución no creen que sea la mejor opción. “La educación en el hogar es un derecho garantizado por la Constitución, pero creemos firmemente que lo mejor para los niños es ir a la escuela. La mejor educación se encuentra en un aula, con un maestro profesional y entusiasta”, afirma Ben Weyts, el ministro de Educación flamenco.
Las razones para optar por la educación en casa son muchas. Desde una escolarización difícil al deseo de utilizar una pedagogía diferente. Para la bloguera de viajes Elizabeth Newcamp este modelo se adapta perfectamente a las necesidades de su familia. «La mayoría de los educadores que optamos por el hogar no lo hacemos porque la escuela no es buena. Simplemente creemos que hay otras maneras de hacerlo. Brinda mucha flexibilidad y aporta calidad al tiempo que pasamos con nuestros hijos», argumenta Newcamp. «Y nos hemos vuelto adictos.
La posibilidad de dejar que un niño lea un libro toda la tarde es maravillosa, ya que la infancia es muy corta y en algún momento se verá obligado a trabajar. Es agradable darles la oportunidad de seguir sus caprichos creativos, sea lo que sea a lo que realmente estén llamados». Cuando los confinamientos sean definitivamente cosa del pasado, sabremos cuanto tiene este fenómeno de moda pasajera o de alternativa real llamada a consolidarse.