La eólica marina generará más de 3.000 empleos en Galicia
Galicia tiene mucho potencial para convertirse en un referente de la eólica marina. Y algunas zonas de la comunidad ya pujan para acoger los primeros parques de una industria que puede convertirse en una gran oportunidad. La costa de O Val Miñor y de la desembocadura del Miño son un ejemplo de ello. Estos dos parajes, junto con A Mariña lucense, son las zonas más idóneas para instalar los primeros parques eólicos marinos de Galicia. Y no son los únicas. También ganan puntos otras áreas, como Sabón o Langosteira, dos lugares que se ven lastrados en esta carrera a causa del enorme tráfico marítimo que tienen.
Estas son las conclusiones de un estudio dirigido por Pedro Pérez, empresario y asesor técnico del Galicia Offshore Energy Group, e impulsado por la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime). Según explicó ayer el presidente de esta organización, Justo Sierra, Galicia posee un potencial de instalación de tres gigavatios en un horizonte de diez años. Un hito que todavía está pendiente de que el Ministerio para la Transición Ecológica dé el visto bueno al plan de ordenación del espacio marítimo que tiene que ser ratificado y sometido a exposición pública; un proceso que podría extenderse hasta final de año. Para hacerse una idea de cómo pueden ser los parques que lleguen en el futuro a Galicia no hay más que mirar hacia los vecinos europeos. Actualmente, los enclaves que hay instalados en Europa se hallan, de media, a unos 59 kilómetros de la costa. Para poder determinar las ubicaciones más óptimas de la costa gallega, los expertos han realizado un estudio analizando muchas variables, como la fuerza del viento, las características de los fondos marinos y la compatibilidad de las instalaciones con los caladeros de pesca. Tal y como explicó Pedro Pérez, las torres eólicas marinas no pueden estar situadas a más de cien metros de profundidad porque la tecnología actual no lo permite. De hecho, normalmente se erigen en fondos que están a menos de 40 metros de profundidad.
Los cálculos que maneja el empresario apuntan a que estas actuaciones podrían movilizar un mínimo de 4.000 millones de euros y generarían, al menos, mil puestos de trabajo directos y 2.000 indirectos. Y esto, en caso de tener en cuenta el escenario más pesimista. Porque si se analiza el más optimista, el número de empleos podría elevarse hasta los 5.000, mientras que la inversión rondaría los 12.000 millones. La avanzadilla la constituyen Navantia y Windar, que han firmado un contrato de 350 millones con Iberdrola. Actualmente, el 40 % de los parques eólicos europeos se encuentran en las costas de las islas británicas. Galicia, Canarias, el golfo de Cádiz y el Delta del Ebro son los lugares con más potencial dentro de España para lograr un total de 13 gigavatios en una década. Pérez destacó que la zona del sur de Galicia es especialmente óptima por su proximidad con el parque eólico de la costa portuguesa y su cercanía a grandes concentraciones urbanas y de industrias.
El conselleiro de Industria, Francisco Conde, insistió en que Galicia tiene una gran experiencia eólica en tierra y que es el Gobierno el que tiene que decidir dónde se van a instalar los nuevos parques marinos. Pero todo se hará de manera compatible con las actividades pesqueras y de acuicultura. El conselleiro subrayó, ante los empresarios del metal, que hay «oportunidades de crear mucho empleo de calidad e inversiones».