La construcción no encuentra trabajadores
Ninguna de las dos crisis de este siglo ha pasado de puntillas por el sector. En 2007 fue uno de los principales actores. La burbuja inmobiliaria que había aupado a la construcción se desinfló, y con ella todos esos nuevos miles de empleos que se habían creado bajo su paraguas, mientras que empresas que gozaban de solidez se diluyeron. En este 2021, el panorama es distinto. La pandemia les ha tocado, aunque no son protagonistas en el declive económico. El parón generalizado de 2020 hizo mella y la reducción de la capacidad adquisitiva de la población siempre le afecta. Sin embargo, y al contrario de lo que ocurriera entonces, se abre una oportunidad con los fondos europeos para la recuperación, ya que más de la mitad de los proyectos pasarán de forma directa o indirecta por su manos. Una situación privilegiada que les encamina incluso a una «época dorada», como han señalado desde la patronal. La paradoja es que ese gremio que sumó tantos despidos no es capaz ahora de captar toda la mano de obra que necesita y encuentra dificultades para dar con personal cualificado.
En concreto, el presidente de la Confederación de la Construcción de Castilla y León, Javier Vega, cifra en 24.000 puestos las necesidades de contratación que van a surgir en Castilla y León de aquí al final del verano para cubrir proyectos a cargo de los fondos europeos, como iniciativas de regeneración urbana, pero también de energías renovables, rehabilitación turística o economía circular, que requerirán de mejoras o el levantamiento de nuevas infraestructuras. Ello supone un incremento de un cuarenta por ciento del total de trabajadores actualmente empleados en el sector, que rondan los 60.000. Coinciden las cifras con las del resto del país, pero en Castilla y León se da la particularidad de que está siendo «difícil» cerrar esas relaciones laborales.
Los motivos son varios. Una mala e «injusta» imagen del sector podría ser la principal causa. Así lo apunta el secretario sectorial de Construcción de UGT en Castilla y León, Constantino Mostaza, quien explica cómo la construcción fue responsabilizada de la pasada crisis económica, y «no fue el ladrillo», sino el sistema «bancario», advierte.
Eventualidad
A ello se suman otra serie de condicionantes que haría que el trabajo no resultase atractivo: la eventualidad asociada a proyectos concretos que hace que el 75 por ciento sean contratos por obra y servicio; y unas condiciones de trabajo ante las que los jóvenes ven este oficio como muy duro, de modo que optan por otros gremios en los que pueden ganar el mismo sueldo o incluso superior. Y es aquí donde radicaría la particularidad de Castilla y León respecto a otras, las nóminas.
Y es que si bien en todas las comunidades cuentan en su contra con esa «mala imagen» y esos hándicap que llevan al trabajador a decantarse por otro empleo, en la Comunidad se darían la circunstancia de unos sueldos «inferiores» a las de otros sectores e incluso otras regiones. Es así como se ha convertido Castilla y León en exportadora de mano de obra de jóvenes y no tan jóvenes que prefieren, por ejemplo, trabajar en Vitoria antes que en Burgos por la diferencia salarial, explica Mostaza.
Todo ello ha hecho que la búsqueda de empleados se dificulte en un momento en el que se reclama más mano de obra ante los fondos europeos y en el que se ha perdido a muchos veteranos mayores de 55 años que tras el parón del confinamiento no han vuelto al tajo. Esta situación implica la dificultad de que la tradicional formación intergeneracional se haya roto y haya que recurrir a otra vía para cualificar a los nuevos contratados, como las actividades que se organizan desde la Fundación Laboral de la Construcción, resalta, por su parte, el presidente de la Cámara de Contratistas de Castilla y León, Enrique Pascual, quien cifra en 35.000 los empleados que el sector necesitará incorporar en los dos próximos años en la Comunidad.
En este contexto, el sector hace un llamamiento a incorporarse a sus filas en un momento en el que el paro ha aumentado en otros sectores y «no encontramos más» personal para cubrir vacantes, alerta Pascual, quien invita a los jóvenes a interesarse por un oficio muy «modernizado» que va a experimentar, a su juicio, un periodo de crecimiento y estabilidad, dejando atrás esa debacle que empezó en 2007 y cuya mala imagen arrastra. Se pretende incorporar, además, a más mujeres, que representan ahora el ocho por ciento de las plantillas.
Desde la Junta no son ajenos a esta situación, y el consejero de Fomento y Medio Ambiente, comprometió la «implicación» con el sector en la ejecución de los fondos europeos sin «desaprovechar ni un euro» por la problemática de la mano de obra. En este sentido, apostó por «ahondar en la formación» a través de la FP dual e iniciativas como las que se desarrollan en la Fundación Laboral de la Construcción.
¿Por qué se dispara la oferta?
Un total de 24.000 nuevos empleos de aquí a que acabe el verano, unos diez mil más en los próximos dos años. Son las previsiones de mano de obra que hace el sector de la construcción a corto plazo, en el que esperan un incremento notable de la actividad que vendría a través de varios frentes. Por un lado, los fondos europeos. Serán los principales responsables del incremento de la carga de trabajo. A ejecutar en los próximos años, contemplan proyectos netamente de edificación y otros que requerirán de grúas, carretillas y ladrillos para darles forma: como son depuradoras o instalaciones de energías renovables, siendo la vertiente energética una de las patas de los recursos que llegarán de Bruselas. Se calcula que proyectos por valor de 40.000 millones de euros pasarán por la manos de este gremio en España.
A ello se suma una reactivación de la actividad tras el freno que se echó el pasado año. Por un lado, la recuperación de la inversión de las administraciones, ante la cual la Cámara de Contratistas confía en que en este 2021 se adjudiquen hasta 880 millones en obra pública en Castilla y León. Por otro lado, la construcción de vivienda a vuelto a poner a toda máquina sus grúas en los cielos de las ciudades a medida que ha aumentado la confianza.
La formación sería la clave en la que todos los implicados inciden. Las patronales reclaman un mayor esfuerzo en este sentido, potenciando la Fundación Laboral, y los sindicatos apuntan incluso a una actuación más temprana, fomentando en los institutos los atractivos del oficio, del mismo modo que se introducen las claves de otras profesiones técnicas. Con ello se conseguiría, asegura Montaza, hacer «atractivo» para los jóvenes un «oficio muy bonito» que hoy en día va incluyendo dosis de modernidad y diversificación vía nuevas tecnologías que han revolucionado este sector como otros tantos.