Casi la mitad de los trabajadores se jubilan antes de tiempo
Cada año que pasa se amplía un poco la edad ordinaria de jubilación para intentar capear los crecientes números rojos del sistema de la Seguridad Social. Pero la realidad demuestra que ese «parcheo» surte poco efecto práctico. En estos momentos, la edad ordinaria de jubilación está en los 65 años y 10 meses. Sin embargo, apenas una tercera parte de los que se jubilan lo hacen a esa edad. Dos de cada tres se jubilan con menos de 65 años y 10 meses, y la mayor parte de ellos sin haber cumplido siquiera los 65.
Como se ha indicado, actualmente la jubilación ordinaria es a los 65 años y 10 meses -el umbral va subiendo año tras año-. La otra alternativa es retirarse con 65 años cumplidos, si se tienen al menos 37 cotizados. La tercera opción es la que en sentido estricto se considera jubilación anticipada: consiste en retirarse antes de cumplir los 65 años. Salvo colectivos y condiciones excepcionales, la jubilación anticipada voluntaria exige dos requisitos: tener al menos 63 años de edad y 35 cotizados.
Pues bien, actualmente el 40% de quienes se retiran en España lo hacen acogiéndose a la jubilación anticipada. Y, del resto, aproximadamente la mitad se jubilan en cuanto tienen 37 años cotizados, lo que les permite retirarse con 65 años de edad en vez de tener que esperar a la edad ordinaria que está fijada actualmente en 65 años y 10 meses, y que irá creciendo progresivamente hasta quedar en los 67 años en 2027.
Prejubilados con altas cotizaciones
En resumen, una gran parte de quienes se jubilan en España lo hacen antes de tiempo y, además, son los que cobran pensiones más altas. De media, los prejubilados parten con pensiones casi 500 euros mayores que quienes se retiran a la edad legal. Según los datos oficiales de la Seguridad Social, entre enero y julio de este año, a los que se han jubilado antes de cumplir los 65 les ha quedado una pensión media de 1.704 euros mensuales. Sin embargo, entre quienes se han jubilado con 65 años o más, la pensión media asciende a 1.238 euros.
Según indican los expertos, la explicación radica en que quienes se prejubilan son los que cuentan con cotizaciones más elevadas, que es precisamente los que hace que les salga a cuenta retirarse de forma anticipada. En ese grupo se incluyen también ciertos colectivos minoritarios con regímenes especiales que priman sus jubilaciones prematuras, caso de mineros, policías o bomberos.
Jubilarse antes de cumplir los 65 años se penaliza con una merma en la pensión. Por cada año anticipado se resta un 8% sobre la pensión que se cobraría si se esperara a la edad legal. Es decir, si un trabajador tiene cotizados 35 años y se quiere jubilar a la edad de 63 en vez de esperar a los 65, su pensión será un 16% inferior a la que cobraría si no se jubilara de forma anticipada.
Vistas las estadísticas de jubilaciones anticipadas que se dan en España, esa penalización no parece tener un efecto disuasorio realmente efectivo. Menos aún en un país en el que su espinoso mercado laboral no facilita una larga vida profesional: los recortes de plantillas se ceban con los trabajadores de más edad, que en gran parte acaban abocados a convertirse en parados de larga duración.
A más prejubilaciones, peor para la caja de la Seguridad Social: por cada jubilación anticipada hay un cotizante menos y un perceptor más. «Y hay que tener en cuenta que, normalmente, los que se jubilan de forma anticipada son profesionales con cotizaciones muy altas o en máximos, mientras que los que más aguantan en activo suelen ser los que tienen cotizaciones más bajas», explica el abogado y economista Luis Martín, del despacho Abencys, especializado en reestructuraciones de empresas, procedimientos concursales.
Penalizar las prejubilaciones
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, lleva tiempo anunciando un endurecimiento en las penalizaciones que se aplican actualmente en las jubilaciones anticipadas. Es decir, que el «mordisco» en la pensión supere el 8% anual por año. Considera que esa merma que rige ahora es demasiado baja, sobre todo teniendo en cuenta el inquietante agujero que arrastra el sistema de la Seguridad Social, que cada vez tiene que hacer frente a más pagos con menos ingresos por cotizaciones.
Luis Martín coincide en el diagnóstico: con la penalización actual, prejubilarse compensa, sobre todo en supuestos de trabajadores con altas cotizaciones y a los que en cualquier caso les quedan altas pensiones. «Ahora, en la práctica, se prima más la jubilación anticipada que mantenerse en activo y cotizando más allá de los 65 años», indica Luis Martín Abencys.
Pese a lo abultado que puede parecer un recorte del 16% en la pensión por jubilarse con dos años de antelación, la realidad «es la mejor inversión para quien se acoge a esa fórmula, porque le van a pagar dos años más de pensión, al empezar a cobrarla con dos años de antelación», explica José Antonio Herce, presidente del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones. «Las penalizaciones que se aplican actualmente se han quedado bajas», por obsoletas. «Aunque se retocaron en 2011, las penalizaciones que se siguen aplicando a las prejubilaciones son básicamente las mismas que regían en los años 90, pero con una realidad totalmente distinta, porque la esperanza de vida aumenta en más de dos años por década». A juicio de Herce, solo por ese incremento de la esperanza de vida, la merma aplicada a las jubilaciones anticipadas debería rondar el 10% anual, en vez del 8% que rige en la actualidad.
Una gran reforma pendiente
José Antonio Herce coincide en que la Seguridad Social, en la práctica, hace años que se usa «para arreglar desperfectos que le vienen del mercado de trabajo», que no es capaz de generar empleo suficiente en número, calidad y estabilidad. «Tenemos un mercado de trabajo impropio de un país avanzado, es tan malo que el empleo que desempeña un joven lo puede hacer un mayor, y viceversa, como si entre la generación de un padre y la de un hijo no hubiera avanzado la productividad», y el origen del problema -indica- está en el deficiente sistema formativo-educativo.
«En los países avanzados, los trabajadores senior hacen cosas que los jóvenes no saben hacer, y al revés. Los jóvenes tienen sus propios nichos de empleo, los de 40 los suyos, y los de más de 50 ó 60 los suyos. Pero eso no ocurre en España», lamenta el presidente del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones. Y esa carencia del mercado laboral acaba azotando a las cuentas de la Seguridad Social: retirada prematura de trabajadores; se pierden los ingresos por cotizaciones y, además, aumenta el gasto en prestaciones.
«La reforma de las pensiones requiere un cambio de sistema, de modelo, porque seguimos con el que funcionaba hace décadas, que no preveía una economía en declive y un envejecimiento demográfico como los que tenemos ahora», indica también el abogado y economista Luis Martín Abencys. Este experto también aboga por que esa reforma del sistema de pensiones se haga apostando por la vía tributaria: rebajar las cotizaciones a la Seguridad Social para favorecer la creación de empleo y liberar recursos que, a cambio, permitan obtener más ingresos por impuestos -Sociedades e IVA, por ejemplo-, y al mismo tiempo incentivar a los trabajadores para que inviertan en planes públicos o privados de pensiones.
A juicio de Luis Martín, apostar sin más por una mayor penalización de las prejubilaciones es un remiendo de escasa efectividad. «Urge un cambio de modelo en la Seguridad Social, pero el problema es que los políticos lo que hacen es parchear para no adoptar medidas de calado que les puedan hacer perder votantes. Alargan un poco la jubilación, incentivan aquí, retocan allá… pero el sistema lo que requiere es un cambio profundo», insiste.